El año de 1917 fue decisivo para la historia de Rusia como nación y su posterior desarrollo como potencia.
En él, ocurrieron dos fases de una misma revolución: una en febrero y otra en octubre, las cuales dieron origen al primer país comunista del mundo.
El pueblo ruso estaba harto del terrorismo y los atentados políticos que mantenía el gobierno del Zar (Nicolás II), para cubrir su mal manejo de la política y las reformas económicas que convertían a Rusia en un territorio casi enteramente rural.
El desarrollo industrial apenas parecía haber alcanzado su territorio, mientras que su economía, aislada del mercado europeo, permanecía siendo tan arcaica que su PIB era catorce veces inferior al de los Estados Unidos.
Estas circunstancias llevaron a una explosión social, levantamientos armados y otros eventos.
23-26 de febrero de 1917: protestas de mujeres en Petrogrado
Las trabajadoras de las industrias textiles en Petrogrado se encontraban en condiciones deplorables, pues la guerra que había iniciado el Zar con Alemania 3 años antes pasaba factura a los ciudadanos.
Las mujeres se encontraban en las fábricas debido a que sus padres, maridos e hijos sanos habían sido enviados a la guerra, por lo que recaía en ellas la labor de mantener al resto de sus familias, trabajando largas horas por una pequeña suma.
Cansadas de tal explotación, más de 100.000 trabajadoras deciden abandonar sus puestos y tomar las calles en protesta, con carteles y consignas que pregonaban: “¡Queremos pan, abajo la guerra!”.
Inspirados por ese primer acto de rebeldía, al día siguiente el resto de la población que no había sido enviada a la guerra salía a las calles a protestar, abarcando una cifra estimada de 150.000 personas.
2 de marzo de 1917: abdicación del Zar
El Zar, que no se encontraba en Petrogrado durante las protestas, cometió el error de no tomarlas con seriedad y prefirió ignorarlas; al darse cuenta de la magnitud en ascenso ya era demasiado tarde.
Incapaz de controlar la situación, el Zar decide abandonar su puesto como máximo mandatario. Pero lejos de solventar la problemática, planteó un nuevo conflicto: ¿quién tomaría el poder?
Como respuesta, se formó una junta que tomaría las funciones como gobierno provisional, quienes realizaron reformas para calmar las protestas, tales como la absolución de la pena de muerte, liberación de presos políticos y libertad de expresión.
Sin embargo, no cumplían con las peticiones fundamentales de los grupos civiles: reformas agrarias, mejores condiciones para los trabajadores y, sobre todo, el fin de la guerra.
Aprovechándose de esta situación, el líder de los bolcheviques y máxima figura representante del comunismo regresa del exilio para tomar el poder: Vladimir Lenin.
4 de abril de 1917: el regreso de Lenin
Durante sus años universitarios, Lenin había sido arrestado y exiliado durante 3 años en Siberia. Luego de ello, aprovechó la Primera Guerra Mundial para promover una doctrina de revolución proletaria y hacerse una figura política.
Tras los acontecimientos ocurridos en febrero del mismo año, Lenin se percata de una oportunidad para instaurar su ideología en Rusia, apoyado por el resto de la facción de Bolchevique y los Soviéticos de Petrogrado.
Lenin fue el primer político en felicitar directamente al pueblo, a través de un discurso, por lo conseguido durante las protestas. Mas no conforme con eso, sorprendió a todos llamando a levantar una nueva revolución contra el gobierno provisional.
Con un poco de duda al principio, la gente comenzó a escuchar y a seguir a Lenin, formando nuevas protestas bajo consignas como: “¡Paz, tierra y pan!”.
Esto llevó a sucesos devastadores, como un asesinato en masa llevado a cabo por las tropas rusas el 4 de julio de 1917, contra un grupo de protestantes en Petrogrado.
Tan solo semanas más tarde, se levantó una orden de arresto contra todos los líderes de Bolchevique, llevando a Lenin a huir a Finlandia por un mes y regresar en estado de anonimato a Petrogrado el 10 de octubre del mismo año.
A partir de este punto, comenzaría la segunda fase de la revolución rusa.
25 y 26 de octubre de 1917: Los Bolcheviques toman el poder
Mientras los Bolcheviques se preparaban para retomar la fuerza en Rusia, un acontecimiento debilitó todavía más al gobierno provisional y acrecentó las posibilidades de Lenin de tomar el poder: un intento fallido de golpe de Estado militar.
Dirigidos por el entonces general destituido Lavr Kornílov, el ejército ruso se levantó como una tercera fuerza, manteniéndose dentro de la facción contrarrevolucionaria, para imponer una dictadura militar.
A pesar de que pudo ser contenida, mostró el debilitamiento de la derecha y la división incluso dentro de su propia facción, llevando a los bolcheviques a considerar que estaban listos para comenzar la segunda fase de la revolución.
Tomada la decisión, en horas tempranas del 25 de octubre de 1917, las tropas leales a los bolcheviques toman control de estaciones de telégrafo, energía, puentes, estaciones de tren y centros bancarios.
Sin llevar a cabo un derramamiento de sangre, los bolcheviques habían tomado control de los ejes más importantes de Petrogrado, poniendo a merced a los líderes del gobierno que permanecían confusos en el Palacio de Invierno.
El principal líder del gobierno, el primer ministro Alexander Kerensky, asumió la derrota y huyó de Rusia en la madrugada del día siguiente, permitiendo que los bolcheviques se infiltrasen en el palacio real y consumaran su victoria.
Inmediatamente, Lenin se proclamaría líder absoluto de Rusia, aboliendo las antiguas leyes de privatización de la tierra y poniendo fin a la guerra que tanto había afectado a los habitantes.
Acontecimientos posteriores de la Revolución Rusa: Guerra Civil de 1918
A pesar de las promesas de Lenin, la paz todavía se encontraba muy lejos de ser alcanzada por la población rusa.
Lenin declaraba su rendición y entregaba los países bálticos (Polonia, Bielorrusia y Ucrania) a Alemania, con la intención de que pudiese construir una nueva Rusia comunista.
Con el retiro de las tropas, millones de soldados rusos regresaron a sus hogares hambrientos, cansados y desempleados, y esta situación no parecía cambiar con el transcurso de los meses.
Las políticas de tierra comunal habían llevado a los agricultores a cosechar lo suficiente para ellos mismos, mientras que la falta de producción para suministros de la guerra había llevado a las fábricas a un cierre técnico y, por consiguiente, a promover el desempleo.
La población rusa se encontraba todavía peor que antes de la guerra, lo que los llevó a alzarse contra Lenin en junio de 1918.
Habiendo previsto posteriores levantamientos, los líderes de los bolcheviques habían mantenido cerca a las tropas que habían participado en la revolución de 1917 y las había designado como una nueva fuerza del ejército, denominada Guardia Roja.
De igual manera y para prever el regreso del feudalismo y la antigua derecha a Rusia, las tropas rojas se introdujeron en la casa del Zar (quien permanecía confinado en casa) y llevaron a cabo el fusilamiento de él y el resto de su familia.
La guerra civil rusa fue un período sangriento y lleno de brutalidades contra el pueblo ruso, extendiéndose a lo largo de cuatro años (hasta 1922) y dejando un saldo de más de 10 millones de muertes.
La victoria de los soviéticos durante la guerra civil le otorgó a la ideología comunista una apariencia de poder y fuerza en Europa Oriental, lo que llevó años más tarde (en 1922) a la consolidación de la Unión Soviética y su crecimiento de la mano de Iósif Stalin.
Las fechas históricas en las que ocurrieron los eventos descritos van acordes con el calendario bizantino (utilizado en Rusia) y no con el gregoriano (utilizado en la actualidad, con 13 días más en comparación).
Si bien esto le resta precisión a las fechas, no afecta su importancia histórica y simplemente se toma como un dato curioso.
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