Tos persistente es la que se extiende por más de 21 días por lo general sin que el paciente conozca su causa.
Puede surgir de distintas afecciones como un refuljo gástrico, una infección a nivel de la faringe, una alergia, un problema en los pulmones o el cigarro. Sin embargo no siempre la cronicidad tiene que ver con una causa específica.
Tos persistente: qué la produce
Una Tos persistente puede ser producida sin deberse a una afección:
– Puede ser del orden psicógeno como un brote voluntario de la tos.
– Reflejo de la tos alterado.
– Inflamación de las vías aéreas.
– Ingreso de cuerpos extraños.
– Amígdalas aumentadas en tamaño
– Moco.
– Agentes alérgenos como polen, ácaros, humo del cigarro.
– Humos
– Gases
– Vapores irritantes como gasolina, perfumes, amoníaco.
– Medicamentos.
Y sus afecciones causantes:
Las afecciones que pueden causar una Tos persistente son:
– Una afección rinosinusal, una poliposis, sinusitis o rinitis que produce un goteo postnatal. Da la sensación de mucosidad deglutida. Este tipo de goteo es la causa principal.
– El reflujo gastroesofágico efectúa una cronicidad de la tos debido a que estimula la llegada del ácido estomacal a las vías respiratorias. Los receptores nerviosos del esófago estimulan el ácido del estómago provocando un broncoespasmo. Surge normalmente por la noche, al recostarse o ante el consumo de alimentos.
– Después de una exploración médica se detecta comúnmente un asma bronquial. De hecho suele ser el único síntoma de esta afección.
– Puede ser también a partir de una bronquitis crónica si se produce una expectoración durante 2 años y tres meses en un año.
No tan comunes, otras de las causas pueden ser:
– Una bronquiectasia como una dilatación de los bronquios no reversible. Diariamente el paciente padece de expectoración con un color amarillo verdoso y también puede notar restos sanguíneos en la expectoración.
– Un bronquitis eosinofílica presentará también una tos seca que provoca dificultad para respirar, con sibilancias y que suele mejorar a partir de las indicación de corticoides. Se observa un aumento de eosinófilos en el esputo.
El diagnóstico:
El diagnóstico lo realiza el médico a partir de escuchar al paciente teniendo en cuenta:
– Sus antecedentes tanto familiares como personales con alguna enfermedad pulmonar, asma o alergia.
– Sus condiciones de hábitat junto a algún animal doméstico.
– Sus hábitos de higiene.
– Si existe tabaquismo en el paciente o en su entorno familiar.
– Cuál e el tipo de tos, si existe expectoración o es seca.
– Cómo se presentó la tos, si fue espontánea y si fue progresando.
– Si con el sueño logra aliviarla.
– ¿cuándo sobreviene?
– ¿En qué estación del año?
– ¿cuándo empeora?
– ¿Sobreviene junto a catarro, etc.?
– ¿Existe dificultad para respirar?
– ¿Presenta sibilancias o restos de sangre en el esputo?
– A nivel físico el médico auscultará los pulmones, el corazón y palpará el abdomen buscando un posible aumento del hígado.
– Se realizará una faringoscopía, una rinoscopía y una ostoscopía.
– Se indicará una radiografía de pecho, análisis de sangre.
Tratamiento:
A partir del diagnóstico se lleva a cabo un tratamiento enfocado a la causa:
– Se indica inhalación de broncodilatadores o corticoides en el caso de ser necesario tratar el asma.
– Se indican cambios posturales y antiácidos en el caso de tratar el reflujo gastroesofágico.
– Se indican anticongestivos, corticoides, suero fisiológico y mucolíticos en el caso de una sinusitis.
– El tratamiento sintomático se orienta a eliminar el reflejo de la tos pero no elimina la causa entonces se perpetuará, por ello es mejor no ingerir antitusivos porque la cusa no se resolverá. En su lugar es conveniente mejorar la expectoración bebiendo líquidos o aumentar la humedad del ambiente con un humidificador o un tratamiento con mucolíticos y expectorantes.