Las 9 Cosas Que Probablemente No Conocías Sobre Adolf Hitler

Sin pensarlo dos veces podemos afirmar que Adolfo Hitler se encuentra en la lista de los personajes más conocidos y odiados de la historia, puesto que ocupa de manera justa porque lo ganó con mérito propio.

Fue líder supremo de la Alemania nazi que, a su vez, fue la causante del Holocausto y la Segunda Guerra Mundial, eventos que causaron más de cuarenta millones de muertos.

En las décadas posteriores surgieron libros, documentales y programas que escudriñaran cada detalle de su trayectoria. Esta lista enumera nueve hechos que te sorprenderán acerca de este personaje.

Número 1: ¿Adolf Schicklgruber?

Este era el nombre que en realidad debió haber sido utilizado por Hitler, ya que su padre fue hijo ilegítimo nacido fuera del matrimonio. Alois Hiedler portó el apelativo de su madre, Schicklgruber, hasta que cumplió 40 años.

En aquel entonces, aunque ya tenía varios hijos de dos matrimonios anteriores, decidió adoptar uno de los apellidos que utilizaba su padrastro, Jorge Hiedler, el cual contaba con las variantes: Hitler, Hüttler, Hytler y Hittler, y que significaba “pequeño campesino”.

La tercera mujer de Alois Hiedler, Clara Pölzl, tuvo seis hijos con él, de los cuales solamente dos de ellos llegaron a la edad adulta: Paula y Adolfo.

Esta pareja de esposos no fue muy aceptada, pues eran, al parecer, familiares cercanos. Alois Hiedler era tío de Clara, según se presumía.

Hitler nunca tuvo una buena relación con su padre, pero adoró a su madre, que murió en 1907, meses después de su cumpleaños número 18.

No se saben los motivos por los que se decidió por este apellido a pesar de todas las opciones que había, pero a Adolfo siempre se le llamó Hitler.

Aunque cabe destacar que el nombre que le correspondía era el de su abuela materna, lo cual se le cuestionó a principios de su carrera política.

Número 2: ¿Héroe?

Los restos carbonizados del Führer fueron identificados principalmente porque portaban la medalla de Cruz de Hierro, la cual obtuvo por su participación en la Primera Guerra Mundial.

Este grababa uno de los grandes honores que recibió Hitler durante su vida, y él siempre aseguró que dicho honor lo marcaba como un héroe de guerra.

Obtuvo el galardón cuando fue herido en la Batalla de Somme (1916) y se refería constantemente a dicho galardón para recordar a los alemanes su relevancia bélica.

Cabe mencionar que la Cruz de Hierro no se otorga por valentía, lo que da pie a algunos historiadores para afirmar que le fue otorgada por tiempo de servicio y por la simpatía de ciertos oficiales.

Hugo Gutmann, uno de los superiores de Hitler y quién insistió en que le se le otorgara el premio, era paradójicamente judío.

Aunque una investigación reciente constata que Hitler tuvo poca acción al frente de las batallas, puesto que sirvió en un corredor del regimiento relativamente seguro.

Esto contradice afirmaciones que el líder hiciera, como aquella en la que aseguraba que su integridad física estuvo en constante peligro durante el conflicto.

Incluso algunos documentos médicos afirman que sufría de un mal denominado “ceguera histérica”, que se trata de un padecimiento provocado por el estrés y que genera que las imágenes no se procesen de forma adecuada y que el sujeto sea incapaz de reconocerlas.

Dichos informes médicos relatan que se encontraba recuperándose de este mal psicosomático cuando la guerra llegó a su término.

 

Número 3: El Libro Más Peligroso de la Historia

En 1924, Hitler empezó a escribir Mein Kampf (Mi lucha) mientras se encontraba encarcelado bajo cargo de traición. Posteriormente el libro fue publicado entre 1925 y 1927.

Dicho escrito presenta la autobiografía de Hitler con una perspectiva profundamente racista. Se declaraba abiertamente como un fanático antisemita.

La novela no tuvo mucho éxito al principio. Pero, no es de sorprender que la popularidad del libro creciera al mismo tiempo que la importancia de Hitler en el movimiento nazi.

En un punto se le consideró como una biblia del nacionalismo alemán y para 1939 había logrado vender más de cinco millones de copias.

Después de la muerte de Hitler, el escrito fue totalmente prohibido, primero en Alemania y luego en otros países. Además, Baviera, un estado alemán que heredara del canciller los derechos de la obra, se negó a otorgarlos a terceros para evitar que se volviera a distribuir.

A pesar de estas precauciones, algunos editores extranjeros continuaron imprimiendo la novela. Esto sin contar que, en 2016, expiró el derecho de autor, por lo que se volvió un documento de dominio público.

Desgraciadamente no tardó en convertirse nuevamente en un éxito de ventas.

Número 4: El Incendio del Parlamento

El ascenso de Hitler al poder estuvo plagado de intrigas y maniobras fraudulentas. Después de varias estratagemas, fue nombrado canciller en 1933. No obstante, este nombramiento no le era suficiente y aspiraba algo más definitivo.

Finalmente logró su objetivo cuando casi se destruyó el edificio del parlamento al registrarse un incendio el mismo año en que fue nombrado canciller.

Las causas del fuego no estuvieron nunca muy claras, aunque se condenó de la tragedia a un comunista solitario.

Hitler utilizó el evento para consolidar su autoridad. Se encargó de ordenar la suspensión de las libertades civiles como un medio de protección contra el terrorismo.

Hay que destacar que los nazis ganaron las elecciones que tuvieron lugar a tan solo un mes después de este suceso.

Ese mismo año se aprobó la Ley de Habilitación, que sancionaba la dictadura que estaba tratando de imponer Hitler.

Pero esta iniciativa falló cuando el presidente alemán, Paul von Hindenburg, murió de manera repentina y el pueblo votó para que el nuevo canciller obtuviera la autoridad completa.

Finalmente, a Hitler le fueron otorgados también los poderes del presidente de la Nación y se creó el puesto de Führer und Reichskanzler (“líder y canciller”).

Número 5: Crítico de Arte

Entre todas las cosas que trató de conseguir, talvez la única en la que fracasó fue en ser artista.

Al no lograr ser admitido por la Academia de las Bellas Artes de Viena, pasó el resto de su vida coleccionando obras artísticas, especialmente después de convertirse en el Führer.

Era especial admirador del período clásico griego y romano. No favoreció los movimientos más modernos como el impresionismo o el cubismo, incluso los nazis trataron de eliminar cualquier muestra de arte “degenerativo” de los museos alemanes.

En 1937 se exhibieron obras de Pablo Picasso, Paul Klee, Emile Nolde y Wilhelm Lehmbruck, y fueron catalogadas por el régimen de pruebas culturales de trabajo decadente de bolcheviques y judíos.

Durante la guerra, Hitler se aseguró de que se llevara a cabo el saqueo sistemático del trabajo de los más renombrados artistas.

Incluso llegó a apropiarse de Políptico de Gante, un retablo de la adoración de Cristo que fue realizado por el creador de la pintura al óleo (como la conocemos), Jan van Eik y de su hermano Hubert. Esta obra es de incalculable valor.

La colección estuvo destinada a llenar un súper museo que nunca se llegó a construir en Linz, Austria y que sería conocido como Führermuseum.

Número 6: ¿Vegetariano y Adicto a las Drogas?

En un intento de formar y ser ejemplo de la raza aria perfecta, los nazis se esforzaban por promover políticas que mejoraran la salud. Así que no es de sorprender que Hitler fuera abstemio, vegetariano y que no fumara.

Sin embargo, era adicto a los opiáceos. Este hecho salió a la luz cuando expedientes de su médico de cabecera, Theodor Morell, constataron que le administraba (entre otras drogas) morfina, cocaína y oxicodona de manera regular desde 1941.

Este acontecimiento era común, ya que se presume que el consumo de drogas era un suceso normal para los seguidores del Partido Nazi. Incluso, los soldados a menudo recibían metanfetaminas antes de partir a batalla.

Los efectos de estas drogas se evidenciaron al final de la vida del Führer, quien mostraba una clara propensión a temblar, especialmente sus manos.

Aunque algunos lo atribuyen a un posible mal de Parkinson, otros dicen que se debía al síndrome de abstinencia al no poder surtir su dosis diaria en el bunker donde pasó sus últimos días.

Número 7: Era Multimillonario

En 1921, Hitler se convirtió en el líder del Partido Nazi. Impulsado por su precaria niñez, estaba decidido a amasar una fortuna personal.

De esta manera empezó a desviar dinero del gobierno y no tenía reparo en aceptar “donaciones” de las corporaciones que apoyaba.

Al convertirse en canciller, ordenó al gobierno comprar copias de Mein Kampf para regalarlo como obsequio de bodas a los recién casados de los países dentro del régimen, lo que por ende, le dio a ganar muchísimo dinero en regalías.

Esto sin contar que se negó a pagar impuestos de las ganancias. Usó su fortuna (de alrededor de cinco mil millones de dólares) para acumular arte, bienes raíces y muebles finos. Después de la guerra, el total de su patrimonio fue entregado al estado de Baviera.

Número 8: ¿Nobel de la Paz?

En 1939, fue nominado para el Premio Nobel de la Paz por un legislador sueco. Aunque la intención de la nominación fue burlarse del canciller, muy pocas personas se divirtieron con la broma.

Se creó un alboroto que provocó que la nominación fuera retirada de inmediato. De todas formas, Hitler no hubiera podido aceptar el homenaje, aunque le hubiese interesado.

Esto fue debido a que un ganador anterior de este mismo premio, Carl von Ossietzky, era un acérrimo crítico de Hitler y el gesto hubiera sido visto como una ofensa a Alemania y una grave censura al nazismo.

A consecuencia de dicho insulto, Hitler prohibió a las personas en el Tercer Reich aceptar cualquier Premio Nobel y creó el Galardón Nacional Alemán de Arte y Ciencia como opción.

Incluso, tres alemanes que ganaron un reconocimiento posterior a este episodio tuvieron que rechazarlo.

Número 9: Conspiraciones y Muerte

Como todos sabemos, Hitler se suicidó en su bunker subterráneo de Berlín, especificamente el 30 de abril de 1945 ante la inminente caída y derrota de la Alemania nazi.

Un día antes había contraído finalmente nupcias con Eva Braun, quien se quitó la vida horas después a su lado.

Al terminar el evento civil donde un jefe menor del ministerio de propaganda los casara,  dictó su testamento donde estipulaba que se quemaran los restos de él y su esposa y que se enterraran en algún lugar incierto.

Por lo menos esa es la versión que se acepta, pero existen varias teorías de conspiración que surgieron desde la entrada de los soviéticos a Berlín. Para empezar, en un informe se afirmó que no había elementos suficientes para confirmar la muerte del Führer.

También se propagaron rumores de que estaba vivo y de que era protegido por Occidente. Cuándo Stalin fue presionado por el presidente Truman al respecto, el líder soviético declaró que no sabía el destino de Hitler.

Más tarde, los soviéticos afirmaron haber encontrado los restos calcinados de Hitler, que solamente pudieron ser identificados analizando los registros dentales que se tenían y por una medalla de guerra.

El cuerpo fue enterrado nuevamente antes de que en 1970 lo exhumaran y cremaran para esparcir las cenizas.

Sin embargo, se conservó un pedazo de la calavera con la única herida de bala. Pero, las dudas resurgieron cuando en 2009 se determinó que este fragmento pertenecía a un cráneo femenino.

Espero que este artículo haya sido de tu interés. Comenta si sabes algún otro dato interesante de este polémico personaje o si tienes alguna opinión o duda al respecto.

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