15 Características del Renacimiento en la Arquitectura

 

Pocos tiempos en la historia de la humanidad han marcado tan profundamente la historia del arte como lo hizo el Renacimiento.

En pinturas, esculturas y hasta en invención de artefactos revolucionarios se consiguió un avance tan fundamental que seguimos valorando en la actualidad.

Sin embargo, pocos discreparán al leer que de todas las formas de expresión artística surgidas en el Renacimiento, las más importantes y que todavía podemos encontrar fácilmente son las obras arquitectónicas.

Para comprender un poco más a qué hago referencia, he preparado para ti 15 características que te harán conocer mejor la arquitectura en el Renacimiento.

Lee también nuestra guía sobre las 30 características del Renacimiento que debes saber

Características de la Arquitectura Renacentista

1. Atravesó Tres Distintas Etapas de Expresión

La arquitectura no se comportó de forma estática a lo largo de todo el Renacimiento, sino que evolucionó junto con el resto de las expresiones artísticas.

En este sentido, se pueden diferenciar tres etapas:

Estilo Plateresco

Inició en las últimas décadas del siglo XV, siendo el estilo gótico una de sus principales influencias, al igual que algunas otras expresiones predominantes en Italia.

Plurismo

A pocas décadas del estilo plateresco, el auge del diseño gótico comenzó a perder interés, existiendo una mayor preocupación por estilos con acabados más minuciosos y una inspiración predominantemente grecorromana.

Estilo Herreriano

A mediados del siglo XVI, el interés por estilos con mayor presencia de diseños geométricos, con líneas rectas y volúmenes cúbicos, terminó por asentar el estilo herreriano a mediados y hasta el final del Alto Renacimiento.

2. Su Cuna Proviene Directamente de Italia

Al igual que el resto de las expresiones artísticas, el lugar de nacimiento de la arquitectura renacentista se encuentra nada más y nada menos que en Italia.

Y son muchos los que señalan específicamente a Florencia como la ciudad que vio nacer a la arquitectura renacentista.

Fue a partir del siglo XV que se introduce el estilo gótico y que acaba por revolucionar la arquitectura clásica, que posteriormente se apodera de toda Italia y trasciende fronteras para dominar toda Europa Occidental.

3. Brunelleschi como Principal Exponente

Si tuviera que mencionarte a un solo personaje que representase todo lo que significó la arquitectura renacentista, sin lugar a dudas ese sería Filippo Brunelleschi.

Se trata del responsable de la construcción de la enorme cúpula de la catedral de Santa María del Fiore, que no solo supuso la inclusión de un elemento arquitectónico nuevo en aquel entonces, sino de todo un nuevo concepto que abriría las puertas a lo que significó la arquitectura renacentista.

Además, la revolución provocada por el modelo de Brunelleschi supuso la separación cada vez mayor entre el arquitecto de la obra y el constructor, aspecto que todavía se mantiene en la actualidad.

4. Influencia de la Naturaleza y Exaltación a la Belleza del Hombre

Si en la Edad Media se centró en la alabanza a las virtudes de Dios y todas las escrituras relacionadas al Cristianismo, el Renacimiento rompió estas cadenas y se centró en el amor por la vida y el hombre, desde una visión más profana.

En la arquitectura, esto no fue distinto.

Las obras generalmente eran diseñadas de tamaños colosales, para que de algún modo exaltase la virtud creadora del hombre, junto con su capacidad de alcanzar el cielo en tierra.

Además, la inclusión de elementos de la naturaleza en las obras, presentes en forma de tributo, también era bastante común en el Renacimiento.

5. Especial Valoración a la Sección Áurea

Planteado por Euclides aproximadamente en el año 300 a.C, describe la proporción resultante de la división de un segmento en dos partes, siendo el primer segmento más largo que el segundo.

No obstante, fue Leonardo Pisano, conocido como Fibonacci, quien descubrió la sucesión numérica bautizada con su nombre, que revolucionó la forma en la que se comprendieron las expresiones artísticas en el Renacimiento y que continúa siendo utilizada hasta la actualidad.

Se comprende a través de una especie de gráfica en forma de caracol, cuyas facultades son aprovechadas para transmitir un concepto armónico especialmente en la arquitectura.

Se ha ganado la fama de ser conocida por el nombre de “La Divina Proporción”, pues comúnmente se le consideraba que fue el recurso que utilizó Dios para generar la perfecta creación del Universo.

6. Igualdad en la Construcción de Obras Tanto Civiles como Religiosas

A diferencia de la Edad Media, donde el poder y el control de las nuevas obras siempre se realizaban en beneficio del clérigo, en el Renacimiento la alta aristocracia también participaba en la construcción de obras arquitectónicas.

De esta forma, la construcción de catedrales y plazas de adoración se realizaba en igual medida que el desarrollo de castillos y zonas residenciales.

Esto, además, permitió un crecimiento social y económico en las principales ciudades de Europa, pues los pobladores abandonaban las zonas rurales para mudarse y residenciarse en viviendas urbanas.

7. El Templo como Máxima Expresión Arquitectónica Religiosa

La profunda huella que había dejado la devoción cristiana todavía permanecía en Europa, por lo que la construcción de sitios para rendir culto a Dios continuaba en marcha.

Se buscaba combinar los elementos clásicos, provenientes de la liturgia cristiana, con los nuevos elementos góticos y posteriormente geométricos para diseñar templos completamente distintos a los anteriores.

Como resultado, dichos templos poseían dimensiones espaciales poco definidas, pero con la inclusión de elementos geométricos como el cubo, el cilindro y la esfera.

En cuanto a los tipos de templo, destacaban dos modelos:

  • Uno de Planta Basilical
  • Otro de Planta Centralizada

8. La Cúpula en su Mayor Auge

De la mano del maestro Brunelleschi y el impacto inmediato que consiguió con el diseño del techo de la Santa María del Fiore, la fiebre por la construcción de cúpulas recorrió toda Europa y se proclamó como uno de los principales elementos de la arquitectura renacentista.

Esto se vio reflejado en otros templos, como en el caso de la cúpula semiesférica del Monasterio de Santa María de Mave y la cúpula del Monasterio del Escorial, ambas situadas en España.

Las características de las mismas también podían variar una de la otra, dependiendo de si su construcción era de la época del Bajo Renacimiento o del Alto Renacimiento.

9. El Palacio como Máxima Expresión Arquitectónica Civil

Por lo general, estos eran construcciones cerradas con varios pisos diferenciados unos de otros, con numerosas habitaciones, pasillos y estancias de recreación.

Se caracterizaban por contar con alas que conectaban con un patio interior, donde se exponían jardines floreados o galerías de esculturas y/o pinturas artísticas.

Además, continuaba la tradición de construir torres medievales y murallas que restringieran el acceso al público.

Otra forma de arquitectura civil en el Renacimiento era la villa, siendo construcciones para las clases altas en las que pudiesen desconectarse y gozar de la vida campestre.

10. Valoración Estética a los Muros

Más allá de su función como sostén de los edificios, los muros se elaboraban de tal manera que formasen parte de la belleza que rodeaba a las construcciones renacentistas.

Se construían bajo el estilo clásico de almohadillado, cuyos extremos contaban con arcos en media punta o incluso puntas completas en forma de diamante.

Además, se incluían a lo largo de su superficie otros elementos tales como:

  • Cornisas
  • Columnas Enmarcadas
  • Murales
  • Pilastras

11. La Doble Función de las Columnas

Las columnas, al igual que los muros, cumplían como soporte fundamental para mantener en pie las obras de más de un piso de estación.

Pero además de su función constructiva, se utilizaban como elemento decorativo para el concepto del estilo clásico.

De este modo, las columnas se diseñaban en forma de pilares, arcos y semiarcos para transmitir una mayor elegancia en las construcciones.

12. El Arco Ojival y el Arco Medio punto

Durante el Bajo Renacimiento, cuando el estilo gótico se propagaba en toda Europa, el arco ojival o de punta completa se imponía en las superficies de las fachadas y ventanas.

Estas, generalmente hechas a base de piedra, transmitían un aspecto lúgubre y sombrío, algo muy propio de catedrales como Notre Dame en París.

Esto fue decayendo poco a poco a lo largo del siglo XVI para dar lugar al arco medio punto, cuya repetición simétrica y rítmica transmitía una impresión más racional y acorde con el proceso renacentista.

13. Construcciones Predominantemente a Base de Piedra

A pesar de que se incluían elementos esculpidos a partir de la madera, el material de construcción predominante para la arquitectura renacentista era la piedra.

Específicamente, el mármol y el ladrillo sirvieron como elementos fundamentales para la construcción de las obras más populares en toda Europa.

El aparejo era la principal técnica para la construcción de los muros de piedra, pudiendo ser estos tanto asimétricos como simétricos.

14. Decoración de Tipo Fantástica

La arquitectura renacentista se basó en el culto al hombre y a la naturaleza. Pero esto no solo en la construcción de las obras en sí, sino en los elementos decorativos que acompañarían a las mismas.

Por tanto, no es extraño encontrar —en catedrales y otras construcciones renacentistas— ilustraciones de seres antropomórficos, mitad hombre mitad animal, o incluso personajes mágicos descritos en la literatura antigua.

Estas decoraciones recibían el nombre de Grutescos.

15. Mayor Variedad entre los Elementos Decorativos Externos

Tanto en el techo como en los muros, los elementos decorativos figuraban en las obras arquitectónicas renacentistas como un agregado importante para los acabados de las construcciones.

En este sentido, destacaban las hojas de laurel, las guirnaldas y los amorcillos (angelitos desnudos) en el techo, al igual que las balaustradas y otras formas decorativas geométricas en los muros y en el suelo.

Todas estas características dieron lugar a que la arquitectura en el Renacimiento obtuviese una posición tan elevada en comparación con el resto de las expresiones artísticas presenciadas por la humanidad.

 

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