Cómo inyectarse uno mismo

Especialmente cuando se sufre de diabetes u otra enfermedad en la que es necesario recibir de forma constante un medicamento que se administra en forma de inyección, es necesario que aprendas a hacerlo por tus propios medios.

Para que no dependas de alguien más a la hora de recibir una inyección intramuscular, sigue los siguientes pasos.

Ver también: 

  1. Reconoce las partes de la jeringa:

Antes de usar una jeringa en tu cuerpo debes conocer a la perfección su funcionamiento. La jeringa consta de tres partes fundamentales, que son la aguja, el émbolo y el tubo. En el cuerpo de la jeringa o tubo, se marcan con líneas los centímetro cúbicos o mililitros del líquido que inyectarás en tu cuerpo.

  1. Identifica la forma adecuada de aplicar la inyección intramuscular:

No se puede poner una inyección en cualquier lugar del cuerpo, hay varios sitios estratégicos en los que se suelen aplicar los medicamentos por vía intramuscular. Los siguientes son los más adecuados para ponerte una inyección. Aunque no podrás autoinyectarte en algunos de los siguientes lugares, es importante que los conozcas:

cómo inyectarse uno mismo

  • Músculo vasto lateral: El muslo está dividido en tres partes principales y de igual tamaño. La inyección debe ponerse en el que se encuentra en el medio y es ideal porque se tiene una visibilidad adecuada de lo que estás haciendo.
  • Músculo ventrogluteal: es un músculo que está ubicado en las caderas. Para identificarlo debes poner la palma de tu mano en la parte superior externa del muslo, en donde se encuentra con las caderas. El dedo pulgar debe estar apuntado hacia la ingle y los otros dedos hacia la cabeza de la persona. Con esta posición se formará una letra V si se separa el índice de los otros dedos. Sentirás uno de los extremos de un hueso largo. El lugar ideal para aplicar la inyección es justo en el medio de la letra V que se forma con las manos.
  • Músculo deltoides: se encuentra ubicado en la parte superior del brazo. Toca hasta que sientas el extremo superior del hueso que se encuentra en el brazo. En este lugar podrás sentir la forma de un triángulo y la inyección debe ponerse en el centro del triángulo. En este sitio hay que tener especial cuidado si la persona es demasiado delgada o si es muy pequeña.
  • Músculo dorso gluteal: se encuentra en la parte lateral de los glúteos. Traza o imagina una línea recta desde la parte superior de la grieta que separa a los glúteos y busca el punto medio de esta línea. Luego traza otra línea que se termine en la mitad del glúteo. En este punto encontrarás la terminación de un hueso con forma curva y la inyección debe ponerse justo debajo de ese hueso.

Con el paso del tiempo y la práctica, empezarás a notar que hay ciertos lugares en los que sientes menos dolor al recibir la inyección. Ahora veamos cuál es el proceso para aplicar una inyección de la forma correcta:

  1. Lava muy bien tus manos:

La higiene es fundamental al aplicarte una inyección, tanto en tus manos como en el sitio en que vas a ponerla. Lo ideal es lavarlas con agua tibia y jabón. Si quieres, puedes ponerte guantes plásticos, si no, puedes hacerlo solamente con tus manos muy limpias.

  1. Desinfecta la parte de la piel en la que recibirás la inyección:

Toma un poco de algodón o una gasa y ponle alcohol con el que limpiarás el lugar de tu cuerpo en donde te pondrás la inyección. Espera que el alcohol se seque y no toques la piel hasta el momento de la inyección para evitar que tengas que volver al limpiarte.

  1. Quita el tubo de plástico que cubre la aguja.

Las agujas tienen una tapita plástica que debes remover para poder poner el líquido. Mira que no haya ninguna protuberancia o que la aguja no parezca tapada. Si es así, consigue otra para evitar inconvenientes.

  1. Prepara la jeringa para poner el líquido:

Antes de poner el líquido que inyectarás, debes presionar por completo el émbolo. Debes sostenerla con tu mano dominante y apoyarla en tu pulgar y el dedo índice.

  1. Toma el líquido que pondrás:

Extrae el líquido que se encuentra en la ampolleta, que es el medicamento que pondrás en tu cuerpo. Para hacerlo, debes llevar hacia arriba el émbolo de la jeringa, pero sólo hasta que absorbas por completo el líquido. No dejes que la jeringa se llene de aire, y si te pasas, presiona un el émbolo hasta que elimines el exceso de aire de la jeringa.

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  1. Inserta la jeringa en tu piel:

Este es el paso de más cuidado en el proceso. Localiza el músculo en donde aplicarás la inyección e inyecta la aguja en el músculo siempre formando un ángulo de 90 grados. No ejerzas presión excesiva, el agua entrará con un poco de presión.

  1. Aplica el contenido de la jeringa: Cuando hayas puesto la aguja dentro del músculo, presiona lentamente el émbolo. Algunos medicamentos producen dolor al entrar a nuestro cuerpo, y esta sensación puede disminuir si lo hacemos con paciencia. Si por alguna razón ves que aparece sangre en la jeringa, es porque has tocado una de tus venas, así que deberás reemplazar la jeringa y administrar una nueva dosis del medicamento en la pierna contraria.

 10. Remueve la aguja:

El paso final de la inyección intramuscular es tan delicado como los otros. Debes extraer la jeringa siguiendo el mismo ángulo en que la introdujiste. Inmediatamente después de sacar la aguja, pon en la piel una gasa y presiona con suavidad para evitar que salga sangre.

Consejos:

  • Las autoinyecciones intramusculares no son una tarea tan sencilla, así que antes de intentarlo, observa con atención cómo lo hacen otras personas.
  • No olvides desechar las agujas y las jeringas en lugares seguros para evitar accidentes que te ponen en riesgo a ti y a los otros.
  • Revisa siempre que la jeringa esté bien sellada y también es importante que al momento de aplicar la inyección no contraigas tus músculos por ningún motivo.

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