5 Costumbres Presentes en el Renacimiento

¿Sabías que las costumbres renacentistas no estaban orientadas a la barbarie? Por el contrario, el resplandor intelectual del hombre llegó a brillar con más fuerza en este período, pues sus tradiciones giraban en torno al culto de la inteligencia.

Las tradiciones europeas, la atracción por lo antiguo y el auge del arte en sus diferentes formas de expresión formaron parte de las costumbres que constituían el estilo de vida del hombre renacentista.

Para conocer más acerca de este punto y cómo influyó en otros aspectos, no dejes de leer las costumbres características del Renacimiento, clasificadas en cinco categorías, que te presento a continuación.

1. Los Modales

Esto guarda relación con el sistema de valores y creencias que rigen a una persona, los cuales le indican qué es adecuado (o normal) y qué no.

La muestra excesiva de afecto entre dos o más personas en público era mal vista (lo máximo aceptado era un fuerte abrazo, pero que no generase mucho alboroto).

De resto, utilizaban formas de comunicación específicas para el saludo, principalmente el apretón de mano derecha entre caballeros y la reverencia corta con las damas.

De igual forma, cuando dos mujeres guardaban ya cierto grado de confidencia, se saludaban con dos gestos de beso (sin hacer contacto con la piel) en cada mejilla.

Otro aspecto de interés en cuanto a esta categoría, es que previo al Renacimiento no existían como tal los modales en la mesa. De hecho, se puede decir que la forma en la que comemos en la mesa nace de esta época.

En la Edad Media, los platos individuales no existían. Fue a partir del Renacimiento que se fue introduciendo el concepto etiqueta a la hora de comer, el cual se fue refinando con el transcurso de los siglos hasta la actualidad.

2. Vestimenta

Tal y como se observa en los cuadros o murales artísticos, la vestimenta fue también un factor influenciado por parte del Renacimiento como movimiento cultural.

En los caballeros, la vestimenta se caracterizaba por destacar su virilidad y sus rasgos más masculinos, a partir trajes anchos con mangas largas y gruesas.

Como resultado, eran dotados de una apariencia más fornida y musculosa (aunque en realidad no fuera el caso).

Resaltaba la inclusión de diseños geométricos, con triángulos, cuadrados, rallas y parches en la vestimenta.

Además, los colores eran reservados para actividades específicas; por ejemplo, el rojo era utilizado para paseos rurales, mientras que el morado o violeta para eventos reales.

En cuanto a las damas, se solía utilizar una vestimenta más básica, como camisa, manga larga y blanca de lino, con un vestido de cintura alta de un color vivo.

Apareció el tassel, el cual era un trozo de tejido rígido cuya función era tapar el busto, al igual que surgió el escote en forma de V.

Y en ambos casos, los materiales predilectos para la elaboración del guardarropa consistían en lana (en invierno), algodón (en vestimentas específicas) y seda (en la mayoría de los casos).

3. Matrimonio

A diferencia de los matrimonios en la actualidad, las alianzas entre un hombre y una mujer eran generalmente decididas por los padres de las respectivas familias.

Para llegar a estos acuerdos, el estatuto de clase y la jerarquía de la familia en la sociedad eran muy tomadas en cuenta, e incluso podían cancelar un matrimonio ya pactado por la pareja.

Una vez consumado el matrimonio, los hábitos en el hogar tenían una fuerte influencia patriarcal. Es decir, la autoridad en el hogar la llevaba la figura masculina.

El caballero era el proveedor de la estabilidad en el hogar, mientras que la dama se encargaba de los cuidados de dicha estabilidad y la crianza de los hijos, siempre sumisa a las órdenes del esposo.

De hecho, se creía que la mujer había cumplido con su misión en el matrimonio únicamente cuando daba a luz al primogénito varón.

Por otro lado, era mal visto que el caballero permaneciera soltero. Si enviudaba, al poco tiempo se le era forzado a escoger a otra dama para contraer un nuevo matrimonio.

4. El Hogar

Las casas en el Renacimiento decían mucho del estatus social con el que contaba una familia, por lo que ponían bastante esfuerzo en resaltar entre el resto.

Comúnmente contaban con dos pisos, pero si la familia era de la alta sociedad podía llegar a contar con un tercer piso. Menos que esto era considerado mal visto.

El salón principal era el elemento más importante de la casa, pues servía como recepción para los invitados. Luego estaba el jardín central, espacio utilizado para celebraciones y a la vez era el adorno principal del hogar.

Al ser la casa el emblema de la familia, era tradicional verlas en constantes remodelaciones y adaptaciones a las nuevas tendencias y, al ser heredadas de una generación a otra, la venta de una de estas podía dictar la ruina o la deshonra del apellido de la familia.

Otro hecho característico de las casas renacentistas eran los métodos de limpieza, donde contrataban diferentes amas de servicio que, al final de su jornada, tiraban los desechos resultantes a través de la ventana.

 

5. Interés por los Clásicos

Como ya te había mencionado, el culto a la intelectualidad era la piedra angular del Renacimiento como movimiento. Por tanto, era de esperarse que la instrucción de los clásicos literarios fuera una prioridad.

Tanto en las clases bajas como en la aristocracia, se estudiaban los ideales de Platón y los libros escritos en latín.

En el caso de la alta sociedad, se formaban círculos de discusión literaria, donde se conversaba acerca de los antiguos filósofos, y estaba prohibido hablar en otra lengua que no fuese el griego.

Mientras que en las clases bajas, el conocimiento de la literatura clásica era una herramienta fundamental en las aspiraciones para ascender dentro del estatuto social.

La literatura era utilizada como fuente de inspiración de los artistas renacentistas para nuevas obras literarias, pinturas e incluso diseños arquitectónicos.

De esta forma, se componen las principales costumbres que hacían del caballero y dama renacentista lo que hoy conocemos, y que marcó el rumbo de los valores que manejamos en la actualidad.

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