Pocos conflictos en la historia de la humanidad nos han llevado tan cerca de la catástrofe como ocurrió con la Guerra Fría, habiendo puesto al mundo entero en alerta de posible devastación nuclear.
Sin embargo, muchos argumentan que ese posible escenario apocalíptico no estaba sino en la imaginación de las personas, pues realmente nunca hubo un ataque directo entre los rivales protagónicos (Estados Unidos y la Unión Soviética).
Las circunstancias que rodean a la Guerra Fría están repletas de misterios y un aire turbio. Para comprender este incidente internacional, a continuación analizaremos los motivos que dieron origen a su inicio y a su desenlace.
¿Por qué empezó la Guerra Fría?
A diferencia de otros encuentros bélicos, en la Guerra Fría no puede encontrarse un único evento cuya aparición haya provocado el inminente desenlace.
En cambio, se deben analizar diversos escenarios que, progresivamente, aumentaron la tensión entre los dos líderes de bloque.
Roces posteriores a la Segunda Guerra Mundial
Durante la Segunda Guerra Mundial, tanto los Estados Unidos como la Unión Soviética estaban de cierto modo aliados contra un rival en común: la Alemania Nazi.
Esto les permitió ignorar sus grandes diferencias para conseguir un bien mayor: evitar que Hitler conquistara toda Europa.
Sin embargo, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial (alrededor de 1947), el choque de ideologías políticas en cuanto a la forma en que cada país iba a controlar sus respectivos territorios otorgados fue inevitable.
En lo que se conoció como la Operación Impensable, los soviéticos sospechaban acerca de las intenciones de Estados Unidos y Reino Unido de acaparar el grueso de territorios en reclamación, así como instaurar modelos de gobierno y de mercado beneficiosos para el capitalismo.
Por su parte, los soviéticos habían quedado considerablemente damnificados después de la guerra y sabían que la invasión de cualquier otro enemigo en su territorio podría significar una pérdida total, por lo que preferían tomar cartas en el asunto antes de que fuese muy tarde.
Como resultado, las relaciones internacionales entre los bloques de Europa oriental y occidental iniciaron un declive cada vez peor.
Las Conferencias de Yalta y Postdam
En febrero y julio de 1945 se llevaron a cabo dos reuniones entre los respectivos líderes de Reino Unido, Estados Unidos y la Unión Soviética (Churchill, Roosevelt y Truman, y Stalin), para trabajar los acuerdos de la Europa posguerra.
La primera, que tuvo lugar en Yalta, dejó en evidencia las claras diferencias en cuanto a la idea de ocupación de territorios entre Stalin con el resto de los líderes, incapaces de llegar a un acuerdo.
Los resultados de la segunda conferencia en Postdam fueron mucho peores, dejando claras evidencias de resentimientos entre el bloque comunista y el capitalista, donde el lenguaje inapropiado y los comentarios antipáticos surgían ya de forma espontánea.
La tensión llegó hasta el punto en el que Truman confesó haber desarrollado una nueva arma, de alcance inimaginable, a lo que Stalin respondió que la probase contra sus enemigos en Japón.
En el transcurso de la semana siguiente, ocurrió el lanzamiento de la bomba atómica por parte de los Estados Unidos a Hiroshima y Nagasaki.
El Telón de Acero
En 1946, un espía estadounidense infiltrado en la Unión Soviética haría público un escrito conocido como el Telegrama Largo, en el cual detallaría las políticas inflexibles y totalitaristas del comunismo soviético.
A las pocas semanas y como respuesta a esta nueva perspectiva, el líder británico Churchill pronunciaría su famoso discurso conocido como el Telón de Acero, en el cual promovería la alianza anglo-estadounidense contra el comunismo soviético.
La Guerra de Corea (1947-1953)
El dominio soviético había llegado a la división norte de Corea, la cual se había levantado contra la división sur y pretendía conquistar la totalidad del territorio.
El presidente de los Estados Unidos, Harry Truman, advertido de las consecuencias que ocurrirían de permitir dejar crecer la influencia comunista, decidió intervenir y apoyar al bando sur de Corea.
Por su parte, al ver que países extranjeros ayudaban a sus respectivos aliados, China decidió unirse igualmente al conflicto apoyando a los soviéticos.
Esto condujo al congreso estadounidense a considerar el bombardeo China tal y como lo había hecho con Japón, lo cual hizo sonar las alarmas en el mundo, pues los soviéticos responderían atacando a Estados Unidos.
Sin embargo, nunca se llegó a la extrema necesidad de que esto ocurriese, logrando Corea del Sur contener la invasión de los del norte.
Este evento es de grandísima importancia para la Guerra Fría, pues significó el primer encuentro bélico indirecto entre Estados Unidos y la Unión Soviética, en el cual se verían triunfantes los norteamericanos.
¿Por qué terminó la Guerra Fría?
Luego de eventos de gran relevancia como la guerra de Vietnam y Afganistán, la llamada carrera espacial y la crisis de los misiles en Cuba, a mediados de 1980 la Guerra Fría comenzaba a llegar a su ansiado final.
Para comprender cómo se llegó hasta su desenlace, es necesario igualmente comprender varios eventos:
1. El Crecimiento Estadounidense Vs. La Crisis Económica Soviética
A pesar de que ambos estaban involucrados en la misma guerra, las circunstancias que vivían ambos países eran diametralmente opuestas.
Por un lado, con la victoria en la campaña presidencial de Ronald Reagan, los estadounidenses recibieron promesas de que solo existía un fin inmediato para la guerra: la victoria.
Para conseguirlo, se tomaron las medidas necesarias (políticas y de difusión mediática) para aumentar el armamento y el número de militantes dispuestos a dar su vida para acabar con el comunismo.
Mientras que al otro lado del mundo, el prolongado período de guerra ya comenzaba a pasar factura al gobierno soviético, en el que el 25 % del producto interno bruto era utilizado para mantenerse a la altura de sus rivales.
Una jugada inesperada la produjo Arabia Saudita junto con otros países miembros o no de la OPEP.
Estos aumentaron su producción de petróleo, llevando a una disminución en los precios y afectando negativamente a los soviéticos, quienes utilizaban este negocio como principal fuente de ingresos.
Los soviéticos vivían un período crítico de depresión económica, lo cual ofrecía un drástico contraste entre cómo vivían la guerra los habitantes de ambos países.
Esto se vio reflejado en las posteriores intervenciones militares que llevaban a cabo ambos países, notándose una pérdida de fuerza por parte de los soviéticos debido a la falta de recursos.
2. La Perestroika y la Glásnost: Las Reformas de Gorbachov
El mandato de Brezhnev dejaba a la Unión Soviética en un estado crítico y a la espera de una solución definitiva, la cual era ofrecida por el nuevo líder Mikhail Gorbachov a partir de sus reformas.
Su ideal era revivir la economía soviética estancada a partir de cambios drásticos en el sistema de producción y la libertad a la empresa privada, promovida por la inversión extranjera. Esto llevaba el nombre de Perestroika (reestructuración).
Por otra parte, Gorbachov veía necesario mejorar sus relaciones diplomáticas internacionales y apaciguar la oposición interna contra su gobierno, abriendo la libertad de prensa. Esta reforma fue conocida como Glásnost (apertura).
Estos cambios fueron interpretados como un signo de debilidad, lo cual fue aprovechado en los países ocupados por los soviéticos para levantar rebeliones e intentar recuperar el poder.
3. Deshielo de relaciones presidenciales
Debido a las grandes dificultades y crecientes rebeliones que sufría la Unión Soviética, Gorbachov accedió a organizar una reunión con el líder estadounidense Reagan, en lo que se conoció como la Cumbre de Ginebra.
En ella, se discutirían asuntos económicos y el procedimiento en el uso de arsenal nuclear, acordando reducir su producción en un 50 %.
A falta de un acuerdo total, se llevarían a cabo dos cumbres posteriores que tratarían los mismos temas: la cumbre de Reikiavik y la firma de INF en Washington, en las que —tras algunos desacuerdos— se consiguió llegar a un gran avance.
Los detalles finales, en cuanto al uso de misiles balísticos, fueron acordados en la Cumbre de Moscú y finalmente, tras 4 años de negociaciones, el 3 de diciembre de 1989 se firmaría la terminación de la Guerra Fría en la Cumbre de Malta.
Aunque a fines diplomáticos el acuerdo fue visto como una tregua mutua entre ambos bandos, por las circunstancias desventajosas para el bloque comunista se entiende (en un sentido general) que los vencedores fueron los estadounidenses.
A pesar de que ya la guerra había quedado oficialmente concluida, eventos ocurridos en años siguientes como la caída del muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética marcaron la derrota definitiva de los soviéticos en la Guerra Fría.
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