Antecedentes De La Revolución Industrial Que Todos Ocupan Conocer

La Revolución Industrial fue un proceso de desarrollo económico, industrial, social y cultural que se inició en Gran Bretaña a Mediados del Siglo XVIII. Aunque algunos historiadores lo ubican un poco antes.

Tiene sus precedentes los cambios en los patrones de consumo de la sociedad en Gran Bretaña y en la necesidad imperante de cubrir las demandas del mercado, así como de mejorar las condiciones de vida de sus habitantes.

Para hacernos una idea más clara, vemos algunos antecedentes de este proceso que se han denominado como diferentes revoluciones.

Antes de la Revolución Industrial fue la Revolución Científica

Como producto del Renacimiento, surgió la búsqueda del conocimiento más allá de los límites impuestos por la Iglesia Católica. El interés por el conocimiento científico, la filosofía y el desarrollo de nuevas formas del saber y de la interpretación de la realidad se hacía cada vez más presentes en el seno de la sociedad.

El intercambio del conocimiento y la apertura a nuevas formas de manejo de los recursos, generó un ambiente de desarrollo intelectual que venía precedido con mucha antelación por el invento de la primera imprenta en el año 1449, por el alemán Johannes Gutenberg.

La imprenta fue una de las primeras máquinas que permitirían la masificación de un producto, en este caso, de las ideas a través de los libros y panfletos con acceso al público, lo cual hizo más sencillo el intercambio de saberes.

Para los inicios del Siglo XVIII, Gran Bretaña gozaba ya de este nuevo modo de ver la realidad y sus intelectuales apostaban por el conocimiento científico y la racionalización, por ello no es de extrañar que las primeras máquinas textiles, de vapor y de combustibles surgieran aquí.

La Reforma Protestante

Otro elemento fundamental que antecedió a la Revolución Industrial de Gran Bretaña fue la reforma protestante que en el siglo XVI había propiciado Lutero y a la cual el rey de Inglaterra Enrique VIII en al año 1534 decidió unirse, más por intereses personales que por fe.

Este cambio en el sistema de poderes religiosos, dónde Inglaterra ya no obedecía al Papa sino que la autoridad suprema recaía sobre el propio rey, pasaría más adelante a abrir el camino para una Inglaterra más libre, abierta a diversas denominaciones cristianas e interpretaciones teológicas.

Esto sentaría las bases de un sistema de gobierno que ya no dependería de la Iglesia y que pasados algunos conflictos internos y revoluciones civiles propias, terminaría por expandir el sistema de gobierno a una monarquía no absolutista, con un sistema de gobierno particular del estado.

La Revolución Agrícola

En Gran Bretaña, el modo de vida y de trabajo estaba regido por la agricultura y la ganadería, que eran las principales fuentes de alimento y de ingresos económicos. Los productores se dividían entre los grandes terratenientes y los pequeños agricultores que cultivaban a campo abierto.

Cuando se comenzó a usar el sistema de cerrado de los campos con la implementación de los linderos, se redujo la posibilidad de los pequeños agricultores de generar sus propios recursos, y más aún que las tierras comunales habían sido eliminadas.

Los agricultores se volvieron así a la artesanía, a la manufactura de tejidos y al trabajo sub valorado para los terratenientes. Pero esto aportaba aún muy pocos ingresos para la subsistencia, la vida era muy dura y había mucha pobreza.

El cambio del sistema agrícola y de plantación que permitía rotar los sembradíos para dejar descansar la tierra, fue suplantado por el sistema cuatrienal o Norfolk, que incorporaba la siembra de otros cultivos que permitían la alimentación del ganado.

De allí que al surgir las primeras máquinas para confeccionar los tejidos, los agricultores se fuesen abocando más a esta área y cuando se abrieron las primeras industrias textiles, migraran a la ciudad en busca de nuevas oportunidades de empleo y desarrollo.

Revolución Demográfica

Debido a las enfermedades constantes, la pobreza y la falta de higiene en general, las familias, que solían ser numerosas, se veían mermadas por la muerte temprana de sus miembros.

Entrado el siglo XVIII, la tasa de mortalidad comenzó a bajar a medida que aumentaban las condiciones de higiene y salud pública. Aparecieron las primeras vacunas y los cambios en la agricultura permitieron la existencia de otros productos y de carne durante todo el año.

Estos avances permitieron que la población dejara de mermar, disminuyó la tasa de mortalidad y en consecuencia incrementó la población. Esto a su vez generó una mayor cantidad de mano de obra disponible para las industrias y un incremento en el consumo de los productos.

Con el avance de la sociedad y su paso de un modelo agrícola y rural a uno urbano e industrializado, se mejoraron también las condiciones de vida. Las viviendas ahora eran de ladrillos y esto evitaba la proliferación de insectos transmisores de enfermedades.

Gran Bretaña y su economía

El sistema de gobierno de Gran Bretaña había derivado en una monarquía parlamentaria luego de la Revolución Gloriosa que vivieron en 1688. Inglaterra era un país con fácil acceso a recursos y materia prima como el carbón, la lana y el algodón, entre otros.

Debido a lo anterior y a los diferentes tratados de comercio que estableció con países vecinos y protectorados que debía pagarle tributos, la economía de esta nación era muy estable.

Con muchos recursos financieros y sin ningún tipo de inflación, surgieron bancos que ofrecían créditos a muy baja tasa de interés. Esto facilitó la aparición de las industrias en manos de quienes no poseían muchos recursos pero sí grandes ideas.

Con el financiamiento de los bancos, surgieron los empresarios, que pasarían a ser un fuerte sector de la economía del país y quienes propiciarían aún más el desarrollo de la región.

Un desarrollo anunciado

Gran Bretaña se encaminó confiada hacía un proceso de industrialización, urbanización y mejoras sociales que no se había visto antes en Europa. Convirtiéndose así en la primera potencia económica de los siglos XVIII y XIX.

Todo gracias a su organización política, las mejoras que se fueron desarrollando en cuanto a la agricultura y la agronomía, los avances científicos, el incremento de la población y el aumento de las condiciones de la calidad de vida de la misma, aunado a su fuerte economía.

A mediados del Siglo XVIII se evidenció un mayor auge de la economía, y luego ya entrado el siglo XIX, con el aumento de las industrias, lo que llamamos Revolución Industrial.

La Revolución Industrial no fue un proceso que resultó de la incorporación de mejoras tecnológicas y científicas en una sociedad, dando paso al avance y desarrollo de su gente.

 

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